METRO Y SU RELACIÓN CON LA COMUNIDAD
La empresa Metro S.A. llevó a cabo, los días 23 de julio y 2 de agosto, un "Foro para el Diseño Participativo de la Estrategia de Relacionamiento Comunitario de Metro" al cual se me invitó.
En esta iniciativa participaron desde dirigentes vecinales a concejales de las comunas en las que Metro tiene presencia.
Se oyeron desde quienes han tenido una relación fluida con Metro, a quienes, como declararon, la reunión sirvió de catarsis para expresar, en sus narices, la pésima relación que mantiene con la comunidad. Sin dudas que la comuna de Lo Prado y su municipio tienen todo el derecho a pedir que Metro mejore sustancialmente el trato que les da.
Ha sido muy interesante que en el foro haya participado personal actual de Metro, con la visión de quien recibe las críticas o solicitudes directamente de los usuarios, como también personal ya retirado de Metro, quien observaba con preocupación la falta de planificación para las futuras extensiones de la red.
Por su parte, el personal de la Municipalidad de Santiago contaba de la sensación de ser "el marido o la mujer engañados", enterándose de situaciones del proyecto que modifican planes municipales en forma intempestiva, pese a existir reuniones permanentes entre la empresa y el municipio.
En nuestra intervención, contamos lo sucedido desde nuestra experiencia: reclamamos la inexistencia de los proyectos de arquitectura exterior de las estaciones; la negativa a proporcionar información a la consultora encargada de desarrollar el proyecto de mejoramiento del Parque Ramón Cruz; la deficiencia en los estudio de paisaje del proyecto; la ubicación; el nombre; la prepotencia en el trato; la no información de los cambios producidos por participación ciudadana; y, finalmente, solicitamos que se haga un estudio que mida las externalidades negativas de la presencia de Metro, específicamente, del supuesto aumento de la delincuencia y del uso de los estacionamientos cercanos.
Se escucharon solicitudes como: la integración con las ciclovías; la posibilidad que los comercios de barrio se instalen en las estaciones; que se eviten las discriminaciones entre las distintas comunas y que se repare la actual situación; baños públicos, en especial para tercera edad; ascensores y no montacargas como en algunas estaciones; accesos amigables, no a las escaleras eternas; integración de los perímetros de seguridad con los servicios municipales; y otras más.
A modo de conclusión, los asistentes concordamos en que Metro es aceptado y querido por la comunidad, hasta el extremo que se reconoce algún grado de chauvinismo; pero asimismo y en razón de ello, es que es una obligación de quienes están a cargo de esta empresa pública mejorar la relación con la comunidad, invirtiendo en la generación de espacios que permitan que la ciudadanía participe desde la gestación de los proyectos y no sólo después que los técnicos han decidido todo.
